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Mostrando las entradas de 2018

El Perdón

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En todo ese tiempo nunca escuché el rumor de las olas. Sé alejaron de mí, como un niño cuando teme ser reprendido después de una travesura. ¿Por qué el mar te hizo esto? Eras su amigo. No era la primer tormenta que enfrentabas. Ni navegabas en un barco desconocido, era casi tu segundo hogar. Me duele verlo aquí abandonado.¿Que pudo haber fallado? Sé que tardé mucho en venir, pero necesitaba este tiempo para decidir que no quiero guardar más preguntas sin respuestas en mi corazón. He venido a ser libre. Mar, te perdono. A ti también Dios por llevártelo tan pronto. Pero ante todo, gracias por dejar este barco aquí encallado en esta costa. Es un lindo homenaje de tu parte, para honrar la memoria de quien seguramente, fue el mejor pescador de los siete mares. A ti Papá, nunca te olvidaré. Descansa en paz.

Tienda de Sombreros

Un pequeño sombrero adornado de una gran flor y malla negra, cubría sus ojos exageradamente maquillados de azul turquesa metalizado. Su tez blanca hacia resaltar sus  labios provocativos pintados de rojo carmesí. El público lleno de ovación gritaban su nombre. Ya no había vuelta atrás. Mirándose al espejo se coloca sus guantes de cuero negro que le llegaban hasta el codo. Y con un toque elegante se envuelve en su abrigo de piel. —Esta es mi noche—dijo tratando de convencerse de que había tomado la decisión correcta. Había soñado con estar ahí. Con escuchar los flashes de las cámaras capturando su salida al escenario. Saludar mirando al horizonte como reina de belleza en pasarela. Y aunque muchos dijeran que si lo hacía una vez, estaría sellando su pasaporte para entrar a un laberinto sin salida. No le importaba. Estar ahí lo valía. Retocó su labial, se aplicó perfume justo detrás de las orejas. y caminando firme sobre sus tacones, abrió la puerta de su camerino y salió. Una vo...

Sociedad Enferma

Con alma libre y aventurera, Trinidad se dedicó a conocer el mundo. Se encontraba en el tercer país, de los seis que planeaba visitar. Rodeada de imponentes montañas y el vaivén de las olas; buscaba encontrarse con ella misma.Y con su musa. Quien últimamente, cuál celebridad huyendo de los paparazzi con peluca y lentes oscuros, se escondía en un rincón de su imaginación; haciendo difícil su oficio como compositora. Tristemente la violencia le salió al encuentro y le arrebató la vida. Poniendo punto final a sus sueños. Hoy su espíritu continúa recorriendo el mundo, dando a conocer su triste desenlace. Y luchando contra la indiferencia de una sociedad tan enferma, que justifica el feminicidio de una manera tan mezquina que raya con la locura, culpando a Trinidad de su propia muerte, «por viajar sola». Trinidad no viajaba sola. La acompañaban la inocencia, la confianza y el coraje.

El mensaje en la botella

Amiga!. Han pasado 4 días desde tu naufragio. Tenía miedo que algo así ocurriera un día, te lo confieso. Eres una apasionada del mar. Siempre decías que si existiera una proxima vida, serias sirena. A lo que siempre te respondí que si algo así pasara, lo máximo que llegarías a ser, seria una ballena. No parábamos de reír ¿te acuerdas? Hoy te escribo este mensaje, lo pondré en la botella, bogaré mar adentro y le diré a las olas que te lo hagan llegar. Estoy segura que ellas saben donde estas. Desde que te fuiste, le he rogado al cielo para que te cuide. y seguramente así ha sido. Y te seguirá cuidando hasta que la guardia costera te encuentre. Solo espero que esta botella viaje más rápido y la puedas leer antes. Unas palabras de aliento no caen mal si estás en medio de la nada o a punto de ser devorada por una bestia marina ¿no? —es broma— . Siempre creí que la amistad es un regalo divino, y contigo lo comprobé. La vida no es la misma desde que la comparto contigo y seguramente n...

Un hombre afortunado

Llevaba un hacha en la mano, pantalones anchos con una faja prominente, y como era costumbre, su torso descubierto dejando ver toda su musculatura. La negra capucha cubría la totalidad de su rostro y cuello. Con sus pesadas botas y sus más de 120 kilos de peso hacía retumbar el suelo a medida que subía las escaleras hacia el patíbulo. Cada ejecución se había convertido en un espectáculo. Una distracción de domingo en la plaza pública, para un pueblo consumido por la rutina y el aburrimiento. La algarabía de la gente no se hacía esperar. Las mujeres con sus ruegos y sollozos intentaban persuadir al inquebrantable verdugo. Unos lo maldecían, y otros llenos de sevicia le gritaban que fuera cruel y despiadado. Y mientras tanto, ahí estaba Gabriel. Con su cuerpo bañado en sudor, le costaba mucho respirar; la angustia y el sofocante sol de mediodía aumentaban su fatiga. Atado de manos y con la cabeza ya puesta en ese tronco de madera manchado de sangre. Todavia se preguntaba: — ¿Por qué...

Parece que va a llover

« Parece que va a llover », fue lo que dijo él para romper el hielo. El comentario no causó ningún efecto en la mujer, ni siquiera hizo que volteara la mirada para saber de dónde venía. Era muy poco original si pretendía cortejarla. Apagó el cigarrillo con su elegante zapato negro. Cerró su grueso abrigo y se cruzó de brazos para intentar sentir algo de calor. Los días grises, a diferencia de mucha gente, eran sus favoritos. Como si la naturaleza se pusiera a tono con su realidad y revelara esa vida nublada, rutinaria y tediosa que llevaba. Días llenos de soledad, de amargura. Y que si no fuera por aquel intruso, sería el último de su fría existencia. —Si, lo mejor será entrar—dijo ella—, dándose la vuelta. —La vista desde esta terraza es estupenda.—comentó él de manera despreocupada; con las manos dentro de los bolsillos de su chaqueta—. Este es el edificio más alto de la ciudad. — continuó— cincuenta pisos para ser exacto. Fue construido a finales del siglo pasado. —Mmm inte...

El calcetín rojo

...Se pasó una hora buscando el calcetín rojo. No era la primera cosa que perdía, ni tampoco la primera vez que armaba un lío. Su temperamento explosivo y sanguíneo lo hicieron famoso en el hogar sustituto, todos lo conocían como “Lío” cosa que a él no le disgustaba para nada, luego de enterarse que “lío” en inglés era “mess” y que si los juntaba sonaría como: “lio messi” y eso lo hacía muy feliz. Cuando quería escapar de su realidad, solía jugar al fútbol con sus compañeros del hogar, imitando las gambetas y jugadas de su ídolo. Abría, revolcaba y cerraba el mismo cajón varias veces, tal vez con la esperanza de que por arte de magia apareciera,pero no era más que una manera de liberar su ansiedad. Había esperado esta cita por muchos años, no quería que algo saliera mal. Por eso su afán de encontrar su calcetín rojo, que, además de ser del mismo color de su cabello, se los ponía siempre en momentos especiales ó cuando necesitaba una  «ayudita de la suerte», — decía él —; algo...