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Mostrando las entradas de agosto, 2018

El Perdón

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En todo ese tiempo nunca escuché el rumor de las olas. Sé alejaron de mí, como un niño cuando teme ser reprendido después de una travesura. ¿Por qué el mar te hizo esto? Eras su amigo. No era la primer tormenta que enfrentabas. Ni navegabas en un barco desconocido, era casi tu segundo hogar. Me duele verlo aquí abandonado.¿Que pudo haber fallado? Sé que tardé mucho en venir, pero necesitaba este tiempo para decidir que no quiero guardar más preguntas sin respuestas en mi corazón. He venido a ser libre. Mar, te perdono. A ti también Dios por llevártelo tan pronto. Pero ante todo, gracias por dejar este barco aquí encallado en esta costa. Es un lindo homenaje de tu parte, para honrar la memoria de quien seguramente, fue el mejor pescador de los siete mares. A ti Papá, nunca te olvidaré. Descansa en paz.

Tienda de Sombreros

Un pequeño sombrero adornado de una gran flor y malla negra, cubría sus ojos exageradamente maquillados de azul turquesa metalizado. Su tez blanca hacia resaltar sus  labios provocativos pintados de rojo carmesí. El público lleno de ovación gritaban su nombre. Ya no había vuelta atrás. Mirándose al espejo se coloca sus guantes de cuero negro que le llegaban hasta el codo. Y con un toque elegante se envuelve en su abrigo de piel. —Esta es mi noche—dijo tratando de convencerse de que había tomado la decisión correcta. Había soñado con estar ahí. Con escuchar los flashes de las cámaras capturando su salida al escenario. Saludar mirando al horizonte como reina de belleza en pasarela. Y aunque muchos dijeran que si lo hacía una vez, estaría sellando su pasaporte para entrar a un laberinto sin salida. No le importaba. Estar ahí lo valía. Retocó su labial, se aplicó perfume justo detrás de las orejas. y caminando firme sobre sus tacones, abrió la puerta de su camerino y salió. Una vo...

Sociedad Enferma

Con alma libre y aventurera, Trinidad se dedicó a conocer el mundo. Se encontraba en el tercer país, de los seis que planeaba visitar. Rodeada de imponentes montañas y el vaivén de las olas; buscaba encontrarse con ella misma.Y con su musa. Quien últimamente, cuál celebridad huyendo de los paparazzi con peluca y lentes oscuros, se escondía en un rincón de su imaginación; haciendo difícil su oficio como compositora. Tristemente la violencia le salió al encuentro y le arrebató la vida. Poniendo punto final a sus sueños. Hoy su espíritu continúa recorriendo el mundo, dando a conocer su triste desenlace. Y luchando contra la indiferencia de una sociedad tan enferma, que justifica el feminicidio de una manera tan mezquina que raya con la locura, culpando a Trinidad de su propia muerte, «por viajar sola». Trinidad no viajaba sola. La acompañaban la inocencia, la confianza y el coraje.