Entradas

Mostrando las entradas de 2019

Todo pasó, Tú te quedaste.

Solo tenía una frase en mi mente: “ Esto también pasará… Esto también pasará”. Y todo gracias a una frase que me repetía mi mamá cuando algo me agobiaba: “Nada dura para siempre hija, todo pasa...todo”. Un tanto obvio el lema de mi mamá, lo sé. Pero en el fondo, lleno de sabiduría. Para mi en ese momento era paradójico, porque no sabía que iba a “pasar” conmigo. Por momentos todo era oscuridad, el dolor invadía hasta el último átomo de mi ser. Me aferraba tan fuerte de esa cama de hospital, como si de eso dependiera mi vida. Con frecuencia me olvidaba de respirar. Mi mente repetía: “Esto va a pasar” y mi boca decía: “Ayúdame, no me dejes sola”. Mi cuerpo tembloroso estaba bañado en sudor, parecía no tener control sobre el. El dolor cada vez era más intenso, enfermeras y médicos caminaban de aquí para allá, me examinaban y tomaban mis signos vitales. Signos, que yo creía no tener, hasta que llegaba un punzón tan profundo en mis entrañas que me recordaba que estaba viva. Y como ...

Siempre fue ÉL

El hombre se transformó en Dios. Ni Siquiera se como describirlo, su cara comenzó a brillar más intensamente que el mismo sol. Su ropa se volvió blanca como la nieve más pura. Ese blanco no era terrenal. Quería mirarlo, mirarlo sin parpadear, pero era casi imposible. Ante tanta majestuosidad solo se te ocurre inclinarte en reverencia. Un sentimiento de absoluta paz me invadió. Sentí su mirada y con ella una confianza sobrenatural. Lo único que atiné a decir, casi instintivamente fue: — ¡Es maravilloso estar aquí! — Vamos, levántate, no tengas miedo… Soy yo. — me dijo. Y aunque en lo más profundo de mi ser yo sabia que era Él, mi mente no lograba procesar lo que tenía ante mis ojos. Un despliegue de gloria como ese, tu cerebro no lo resiste. Tampoco podía creer que fuera el mismo con el que había compartido los últimos tres años de mi vida. El mismo con el que camine por horas enteras en el desierto, al que vi comer, dormir, hablar, llorar y hasta reír a carcajadas. Era tan humano como...